miércoles, 18 de julio de 2012

Hace un rato, tuve el siguiente diálogo por Whatsapp:

-Cómo estás?
-Bien, vos?
-Feliz.
-Por?

Así parece, para ser feliz hay que tener excusas. No parece ser un estado natural.
No quisiera caer en lo trillado que es decir que nos sobran excusas para ser felices, porque la verdad es que no sé a ustedes, pero a mí el mundo en el que vivo me asusta demasiado. Hoy se están cumpliendo 18 años del atentado a la AMIA, y la verdad lo único que puedo sentir es incredulidad. Es como si estuviera esperando que me digan que no, que no puede ser, que no puede existir algo así. No aprendemos.


No quiero este mundo para mí, no quiero este mundo para nadie. 
Si me dijeran cómo puedo hacer para cambiarlo creo que dedicaría cada una de mis horas para intentarlo. 
Termino el día con mi corazón y mi cabeza con esas 85 personas, ahora sí, tristeza es poco.

Pablo Fradkin @Pablofradkin
La injusticia que cumple 18 años, la impunidad que ya es mayor de edad... En nuestra memoria siempre estarán presentes; justicia perseguirás

1 comentario:

  1. Tuve una conversación similar hace poco y la verdad me sorprendió mucho; es más normal que al estar triste ni siquiera te pregunten por qué, que estar feliz y antes de preguntar se alegren por uno.

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